Antes de que naciera Sofía, tenía claro que tenía que ponerme las pilas. Mi baja por maternidad se extendería hasta inicios del mes de abril y debía agilizar y sacar adelante todo el trabajo. En septiembre, lanzamos nuestra primera colección de papelería, en octubre volví a ponerme manos a la obra para definir una nueva colección. Tenía varias ideas, solamente tenía que sacarlas y plasmarlas en papel.
El proceso de diseño es largo. Me gusta comenzar desde una libreta. La nueva colección saldría en primavera, así que debía primar el color. Ahora miro esos bocetos y me doy cuenta de lo que han variado cada uno de los diseños de un paso a otro. Poco a poco fui dándole forma. En esto no hay correr y, si un día las cosas no salen, es mejor parar y volver a ponerse otro día. Y así hacía. Había días que las ideas me llegaban a las 11 de la noche y había días en blanco, que me pasaba probando combinaciones y paletas de colores sin conseguir sacar nada en claro.
Para la semana 39 de embarazo, tenía casi todo listo. Más de dos meses planificando, pensando, mirando pantones... Pero reconozco que me encanta. Desde que abres el documento, pasando por las mil fases de diseño hasta que por fin lo cierras sabiendo que es el definitivo. Disfruto de cada paso y poder seguir todas las fases del proceso de fabricación es otro aliciente. Espero las fotos con muchas ganas y, cada vez que me llegan actualizaciones, salto de alegría. El otro día, llegaron estas imágenes que hoy quiero compartir con vosotros. Si no sabéis qué es, estad atentos a mi perfil de Instagram (@mylittlehannah) y Facebook, esta tarde os contaré detalles por ahí.
¡Que tengáis un feliz miércoles!
1 comentario:
El de florecillas pinta muy, pero que muy bien!
Deseando verlo todo ya, que vicio!
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