¡Buenos días!

Esta mañana quiero compartir con vosotros un post diferente, algo más personal. Todo empezó el lunes, la Noche de Reyes, para ser exactos. A las 9, Miguel y yo nos pusimos a preparar todo para la llegada de los Reyes: tres tazas con tres cucharas; tres cartelitos que hicimos en un periquete con papel de scrap y un rotulador; galletas y leche de crecimiento porque, como él dice, "Mamá, e-que etá máz buena la mía".

Han sido nuestras terceras navidades con él y todas han sido especiales: las primeras porque eran las primeras; las segundas porque se enteraba de algo más y chapurreaba palabras sueltas. Pero reconozco que estas han sido las mejores. El momento que describía en el párrafo anterior me pareció súper mágico y me hizo recordar esos años en los que yo hacía lo mismo con mi madre. Esa emoción, ilusión y nervios, tres sentimientos en uno.

Reconozco que hice lo posible por alargar ese momento de preparar todo, incluso parecía que íbamos a cámara lenta, pero quise disfrutar de todo: desde poner las zapatillas bajo el árbol, pasando por hacer los carteles de cada Rey, hasta llenar el barreño de agua. La foto no es nada del otro mundo. La saqué con el móvil en ese preciso momento en que ya teníamos casi todo listo. Me quedo con su sonrisa, con su emoción, con esos ojos...
Dicen que la vida está hecha de momentos y este es, sin duda, uno de los que no quiero olvidar nunca. No sé si esto os ha pasado a muchas, con hijos, sobrinos, primos, familiares o hijos de amigos. Quería compartir con vosotros esta parte de la maternidad que deja momentos para recordar y tremendamente especiales.
Y, después de leerme todo esto, quiero agradeceros que cada mañana, tarde o noche estéis aquí, en en el blog o en redes. Porque los Reyes Magos en nuestra casa se acuerdan mucho de vosotros: desde hoy y hasta el viernes, tendréis un 15 % de descuento en todas vuestras compras en la shop con el código REBAJAS.