Hoy te quiero hablar de una de esas tardes que una disfruta muchísimo. Ya sabéis que no soy de ir de un lado para otro (y mucho menos ahora, que estamos reguleras en general), pero hay ocasiones que una no puede dejar pasar. Y uno de estos casos fue la presentación del primer libro de Lucía Be, La vida es una verbena.
Hacía una semana que tenía el libro en mis manos, regalo de mis padres. Es de esos libros que te da pena leer porque no quieres acabarlo. Es ameno, agradable, divertido, atrevido, con un humor genial, como todos los posts de Lucía... Y me quedo corta. Es una auténtica delicia. La presentación en la librería Topbooks era, además del momento perfecto para llevarme mi ejemplar firmado, la ocasión perfecta para volver a ver caras conocidas a las que hacía mucho que no veía y con las que siempre es genial poder compartir pequeños ratitos en el mundo 1.0. Y así.
La tarde no defraudó para nada. Aunque tuve que salir casi corriendo por volver pronto a casa con el peque, fue genial poder haber ido y haber podido escuchar en la presentación tanto a Lucía, como a su madrina literaria, Mamen Sánchez (La felicidad es té contigo), que se encargó de presentarla. Escucharlas a las dos fue realmente inspirador, porque os prometo que era algo que todos debemos escuchar de vez en cuando, sobre todo cuando nos vemos envueltas en una espiral de trabajo, mil y una fotos que tienen que ser perfectas, una imagen 2.0 (y por supuesto 1.0) pulcra...
LucíaBe asegura en su libro que "la felicidad es un vestido bonito". No necesitamos una vida Pinterest, ni perfecta. Nos obcecamos en buscar todo lo bonita y si no lo encontramos, parece que nada merece la pena. Y todo es muchísimo más fácil. Porque "no hace falta molar tanto", como dijeron Lucía y Mamen. En cualquier rinconcito, en cualquier detalle cotidiano está la felicidad y es lo que de verdad tenemos que aprender a encontrar.
Quizá os suene algo elemental, pero es una dosis de realidad que a mí me encantó escuchar. Porque es una verdad como un puño. Y en un día como estos, que el cielo está gris, yo no he estado ni siquiera al 50%, y el no estar bien te hace flaquear en muchos aspectos, sí que me he concentrado en buscar todas las cosas bonitas que me rodean y he encontrado mil y una razones para sonreír. Es cierto que con el peque, reír a carcajadas es tremendamente sencillo porque él nos lo pone fácil. Pero aún así, estando algo plof, siempre, siempre, siempre hay motivos para sonreír.
Antes de despedirme hasta mañana, os recomiendo La vida es una verbena. De lectura recomendada para este verano. Para pasar un buen rato, para sonreír y disfrutarlo. Las ilustraciones de Lucía, además, son una MARAVILLA, lo que pone la guinda a este libro.
¡Que tengáis un feliz martes!
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